Salmo 13:1–2
¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre?
 ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?
 ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma,
 con tristezas en mi corazón cada día?
Salmo 62:1–2, 5–7
En Dios solamente está acallada mi alma;
 De él viene mi salvación.
 Él solamente es mi roca y mi salvación;
 Es mi refugio, no resbalaré mucho.
Alma mía, en Dios solamente reposa,
 porque de él es mi esperanza.
 Él solamente es mi roca y mi salvación;
 Es mi refugio, no resbalaré.
 En Dios está mi salvación y mi gloria;
 En Dios está mi roca fuerte, y mi refugio.
La paz de Dios está más allá de tus circunstancias
Cuando nos sentimos amenazados y sin salida, solemos buscar soluciones por nuestra cuenta. Somos frágiles y escuchamos toda clase de “recetas” que solo confunden más. David, asediado por problemas y consejos inútiles, reconoció que ni su propio corazón podía sostenerlo. Entonces levantó la mirada y afirmó: “Solo en Dios encuentro paz”.
¿Llegaste al final de tus fuerzas? ¿Estás listo para algo nuevo? La obra de Cristo en la cruz es completa. Al confesar nuestro pecado y creer que Jesús dio su vida para salvarnos, recibimos paz verdadera. Si crees en Él, eres hijo de Dios: esta promesa también es para ti.
Oración
Querido Dios, como el salmista, hoy declaro que solo en ti encuentro paz. Eres mi roca, mi refugio y mi salvación. En ti pongo mi esperanza. En el Nombre de Jesús, Amén.