Lecciones del Maestro para Sus Siervos
El título de este capítulo establece una distinción que será hecha por el Señor entre aquellos que han procurado servirle mientras estuvieron aquí en la tierra. No cabe duda de qué elogio merece todo siervo de Cristo: seguramente todos desearían escuchar al Maestro decir:
“Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.” Mateo 25:21
Cuando llegue el momento en que el Señor anuncie Su evaluación de cada uno de Sus siervos, será demasiado tarde para arrepentimiento y corrección. Con el fin de evitar la pérdida en la evaluación divina, ¿qué cualidades deben marcar a los siervos de Cristo durante su tiempo de servicio? La respuesta a esta pregunta está consagrada en Sus enseñanzas, particularmente en Sus parábolas.
Consideraremos ahora tres parábolas que ilustran una serie de cualidades esenciales y deseables:
Primera Parábola: La Preparación Constante
Lucas 12:35-48 – “Estén Ceñidos Vuestros Lomos”
“Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida.” Lucas 12:35-36
En esta parábola, el Señor Jesús enseña la vital importancia de la preparación constante. Los siervos fieles no solo esperan el regreso de su señor, sino que mantienen una postura de expectativa activa. Sus lomos están ceñidos—listos para la acción inmediata—y sus lámparas permanecen encendidas—manteniendo la vigilancia aun en la oscuridad.
La Bendición de la Vigilancia: El Señor promete una recompensa extraordinaria para aquellos siervos que sean encontrados velando:
“Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, los halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles.” Lucas 12:37
¡Qué inversión de roles tan asombrosa! El Maestro mismo servirá a aquellos siervos fieles que fueron encontrados preparados. Esta promesa revela el corazón del Señor hacia aquellos que viven en expectativa constante de Su regreso.
La Responsabilidad del Mayordomo: La parábola se profundiza cuando Pedro pregunta si esta enseñanza es solo para los discípulos. El Señor responde introduciendo la figura del mayordomo fiel:
“¿Quién es, pues, el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa para que a tiempo les dé su ración? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.” Lucas 12:42-43
El mayordomo fiel se caracteriza por:
- Fidelidad: Cumple sus responsabilidades sin importar si es observado o no
- Prudencia: Administra sabiamente los recursos confiados a él
- Constancia: Mantiene su servicio “a tiempo”—con regularidad y puntualidad
- Cuidado pastoral: Se asegura de que otros reciban su “ración” espiritual
La Advertencia del Siervo Infiel: En contraste, el siervo malo que dice “Mi señor tarda en venir” y comienza a maltratar a sus consiervos y a embriagarse, enfrentará juicio severo. La demora percibida no justifica la infidelidad; más bien, la revela.
Segunda Parábola: La Justicia en la Administración
Lucas 16:1-13 – El Mayordomo Injusto
“Había un hombre rico que tenía un mayordomo, y éste fue acusado ante él como disipador de sus bienes.” Lucas 16:1
Esta parábola, una de las más desafiantes de interpretar, enseña profundas lecciones sobre la justicia en la administración de los recursos de Dios.
La Crisis de la Rendición de Cuentas: El mayordomo enfrenta la pérdida de su posición debido a su mala administración. Su respuesta revela tanto astucia como desesperación: reduce las deudas de los deudores de su señor para asegurarse amigos que lo reciban cuando sea despedido.
La Lección Paradójica: Sorprendentemente, el señor alaba al mayordomo por su astucia. Jesús explica:
“Y alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente; porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz.” Lucas 16:8
La lección no es aprobar la deshonestidad, sino aprender de la urgencia y determinación que el mundo muestra para sus objetivos temporales. ¡Cuánto más deberíamos los creyentes mostrar tal urgencia para los propósitos eternos!
Principios de Fidelidad Financiera: Jesús extrae varios principios cruciales:
“El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto. Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?” Lucas 16:10-12
Estos versículos establecen que:
- La fidelidad en pequeñas responsabilidades califica para mayores
- Las “riquezas injustas” (recursos materiales) son una prueba para tesoros espirituales
- Todo lo que tenemos es en realidad “ajeno”—pertenece a Dios
- Nuestra administración presente determina nuestras recompensas futuras
La Imposibilidad de Servir a Dos Señores: La parábola concluye con una declaración absoluta:
“Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.” Lucas 16:13
La justicia en la administración requiere una lealtad indivisa. No podemos ser fieles a Dios mientras nuestros corazones están cautivados por las riquezas materiales.
Tercera Parábola: La Sujeción Humilde
Lucas 17:7-10 – El Siervo que Cumple su Deber
“¿Quién de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del campo, luego le dice: Pasa, siéntate a la mesa? ¿No le dice más bien: Prepárame la cena, cíñete, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después de esto, come y bebe tú?” Lucas 17:7-8
Esta breve pero penetrante parábola enseña sobre la actitud correcta del servicio cristiano.
La Naturaleza del Verdadero Servicio: El siervo de la parábola no espera reconocimiento especial por cumplir sus deberes. Después de trabajar todo el día en el campo, aún debe preparar la cena para su señor y servirle antes de atender sus propias necesidades.
La Actitud del Corazón: Jesús pregunta retóricamente:
“¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no.” Lucas 17:9
La respuesta obvia es “no”. El siervo simplemente cumplió con su deber. No merece gratitud especial por hacer exactamente lo que se esperaba de él.
La Aplicación Personal: Jesús aplica esta verdad directamente:
“Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos.” Lucas 17:10
Esta no es una declaración de falsa modestia, sino de humildad genuina. Reconocemos que:
- Todo nuestro servicio es simplemente cumplir con nuestro deber
- No merecemos alabanza especial por la obediencia básica
- Somos “inútiles” en el sentido de que Dios no nos necesita, pero por gracia nos permite servirle
- La actitud correcta es de humilde sujeción, no de expectativa de recompensa
El Contraste con el Orgullo Espiritual: Esta parábola es un antídoto poderoso contra el orgullo espiritual. Cuando servimos a Dios con fidelidad, la tentación es pensar que hemos hecho algo extraordinario que merece reconocimiento especial. La verdad es que simplemente hemos cumplido con nuestro deber más básico como criaturas hacia nuestro Creador.
La Síntesis de las Tres Virtudes
Estas tres parábolas, tomadas en conjunto, presentan un retrato completo del siervo fiel:
Preparación Constante: Vive en expectativa activa del regreso del Maestro, manteniendo su lámpara encendida y sus lomos ceñidos. No permite que la aparente demora del Señor lo lleve a la negligencia o al abuso de su posición.
Justicia en la Administración: Maneja fielmente todos los recursos—tiempo, talentos, tesoros—que le han sido confiados. Reconoce que todo pertenece a Dios y que será llamado a dar cuenta de su mayordomía.
Sujeción Humilde: Sirve sin expectativa de alabanza humana, reconociendo que su servicio es simplemente el cumplimiento de su deber. No busca posición o reconocimiento, sino oportunidades de servir fielmente.
El Veredicto Final
Cuando el Maestro regrese y evalúe a Sus siervos, la distinción será clara. Aquellos que han cultivado estas virtudes—preparación, justicia y sujeción—escucharán las palabras que todo corazón cristiano anhela: “Bien hecho, buen siervo y fiel.”
Aquellos que han sido negligentes, injustos en su administración, o han servido con orgullo y expectativa de alabanza, enfrentarán la decepción de oportunidades perdidas y recompensas forfeitas.
La pregunta para cada uno de nosotros es profundamente personal: ¿En cuál categoría nos encontraremos? La respuesta no se determinará en el momento de Su venida, sino en las decisiones diarias que tomamos hoy sobre cómo vivir, servir y administrar lo que Él nos ha confiado.
Señor Jesús, Maestro y Señor nuestro, ayúdanos a ser encontrados fieles cuando regreses. Manténnos en constante preparación, con nuestros lomos ceñidos y nuestras lámparas encendidas, vigilando y esperando Tu regreso. Concédenos sabiduría para administrar fielmente todo lo que has puesto bajo nuestro cuidado—nuestro tiempo, nuestros talentos, nuestros tesoros—recordando siempre que todo te pertenece. Guárdanos del orgullo espiritual y ayúdanos a servir con humildad genuina, reconociendo que somos siervos inútiles que simplemente hacemos nuestro deber. Cuando venga el día de rendir cuentas, que podamos escuchar Tus palabras de aprobación: “Bien hecho, buen siervo y fiel.” Hasta ese día glorioso, ayúdanos a vivir de manera digna de nuestro llamamiento. En Tu nombre precioso, Amén.