La Oración
“Y dijo Salomón: Tú hiciste gran misericordia a tu siervo David mi padre, porque él anduvo delante de ti en verdad, en justicia, y con rectitud de corazón para contigo; y tú le has reservado esta tu gran misericordia, en que le diste hijo que se sentase en su trono, como sucede en este día. Ahora pues, Jehová Dios mío, tú me has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre; y yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir. Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?” 1 Reyes 3:6-9
¿Por qué estaba orando Salomón?
Salomón estaba orando porque acababa de recibir una de las responsabilidades más grandes de la historia: gobernar al pueblo escogido de Dios, Israel. Consciente de su juventud e inexperiencia, reconocía que necesitaba sabiduría divina para liderar efectivamente a la nación que Dios le había confiado.
Información de Contexto sobre Salomón
Salomón ascendió al trono de Israel después de una serie de eventos dramáticos que incluyeron la conspiración de su hermano mayor Adonías para usurpar el reino. David, en sus últimos días, confirmó públicamente que Salomón sería su sucesor, cumpliendo la promesa que Dios había hecho años antes.
Al inicio de su reinado, Salomón demostró su devoción a Dios ofreciendo mil holocaustos en el lugar alto que estaba en Gabaón, donde se encontraba el tabernáculo del Señor que Moisés había hecho en el desierto. Esta ofrenda masiva no era ostentación, sino una expresión genuina de gratitud y reconocimiento de su dependencia total de Dios.
Fue precisamente durante esta demostración de adoración sincera que Dios se le apareció en sueños y le hizo la oferta más extraordinaria que cualquier ser humano haya recibido: “Pide lo que quieras que yo te dé” (1 Reyes 3:5). Esta invitación divina era literalmente un cheque en blanco del Creador del universo.
El contexto histórico era crucial: Israel estaba en su apogeo territorial y político. Las naciones circundantes habían sido sometidas durante el reinado de David, y ahora Salomón heredaba un reino próspero pero complejo. Las decisiones que tomara afectarían no solo su propio destino, sino el de toda la nación escogida de Dios.
Elementos Clave de la Oración de Salomón
1. Salomón comenzó reconociendo la fidelidad de Dios hacia su padre David. Antes de hacer su petición, Salomón honró la memoria de David y reconoció cómo Dios había sido fiel a sus promesas. Esta actitud de gratitud y reconocimiento histórico estableció el fundamento apropiado para su petición.
La gratitud genuina siempre debe preceder a nuestras peticiones. Como dice en Filipenses 4:6: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.”
2. Salomón demostró humildad genuina reconociendo sus limitaciones. “Yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir” fue una confesión honesta de inadecuación. En lugar de presumir de sus habilidades o capacidades, Salomón admitió públicamente ante Dios que se sentía abrumado por la responsabilidad.
Esta humildad fue clave para recibir la respuesta positiva de Dios. Como dice en Santiago 4:6: “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.” La humildad genuina es siempre un requisito para recibir bendiciones extraordinarias de Dios.
3. Salomón pidió algo que beneficiaría a otros, no solo a sí mismo. Su petición de sabiduría no era para su engrandecimiento personal, sino “para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo.” Esta perspectiva desinteresada impresionó tanto a Dios que decidió darle no solo sabiduría, sino también riquezas y honor.
Las oraciones más poderosas a menudo son aquellas que buscan capacitarnos para servir mejor a otros, no simplemente para nuestro beneficio personal.
4. Salomón oró con una visión clara de la magnitud de su responsabilidad. “¿Quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?” Esta pregunta retórica demostró que Salomón comprendía completamente la seriedad de su llamado. No veía el liderazgo como una oportunidad para el poder personal, sino como una responsabilidad sagrada ante Dios.
Resultado de la Oración
Dios quedó tan complacido con la petición de Salomón que no solo le concedió sabiduría sin precedentes, sino que también le añadió “riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días” (1 Reyes 3:13). Además, le prometió larga vida si continuaba caminando en los estatutos divinos.
La sabiduría de Salomón se volvió legendaria. Reyes y reinas viajaban desde lugares remotos para escuchar su sabiduría, como la famosa Reina de Sabá. Sus proverbios, gran parte del libro de Eclesiastés, y el Cantar de los Cantares siguen bendiciendo a millones de personas hasta el día de hoy.
Más importante aún, durante su reinado Israel experimentó cuatro décadas de paz, prosperidad y expansión sin precedentes. El templo de Jerusalén fue construido, convirtiéndose en una de las maravillas del mundo antiguo y el centro de adoración para el pueblo de Dios.
La oración de Salomón nos enseña que cuando pedimos las cosas correctas por las razones correctas, Dios no solo nos da lo que pedimos, sino que añade bendiciones que nunca imaginamos. Su ejemplo nos desafía a evaluar nuestras peticiones: ¿estamos pidiendo cosas que nos capaciten para servir mejor al reino de Dios y bendecir a otros, o solo para nuestro beneficio personal? La diferencia determina la magnitud de la respuesta divina.