Capítulo 14: Cuando el dolor revela la gloria de Dios

Oración inicial
Señor, líbrame del deseo de entenderlo todo. Que no me aferre a explicaciones humanas, sino a tu gloria. Dame un corazón que te busque más que respuestas, y fe para creer que mi dolor puede convertirse en testimonio. Enséñame a confiar y alabarte aun antes de la sanidad. Amén.

Pasaje bíblico
«Esto sucedió para que la obra de Dios se manifestara en su vida». (Juan 9:3)

Reflexión
El ciego de nacimiento no fue quien buscó a Jesús; fue Jesús quien se acercó a él. Y antes de obrar el milagro, dejó claro el propósito: esa enfermedad no estaba ligada al pecado ni a la culpa, sino que existía para que se revelara la gloria de Dios.

Es el único caso donde Jesús explica la causa del sufrimiento. No habló de herencia ni de castigo, sino de propósito.

Cuántas veces gastamos fuerzas buscando explicaciones: ¿por qué ocurrió? ¿qué hice mal? ¿de dónde vino este problema? Sin embargo, la Palabra nos muestra que lo importante no es la causa, sino lo que Dios puede hacer a través de ella.

Aunque la enfermedad no venga de Dios, la sanidad puede glorificarlo. El foco no está en el origen del dolor, sino en el destino que Dios quiere darle.

Si hasta hoy te has quejado, murmurado o buscado razones, cambia de dirección. Deja de mirar al pasado y levanta la mirada a Dios. Agradece, confiesa fe y permite que tu boca declare no la enfermedad, sino la gloria que se manifestará en tu vida.

Principio espiritual
No murmures ni te aferres a justificaciones. Mira la gloria de Dios.

Versículo final
«Porque de él, por él y para él son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén». (Romanos 11:36)

Preguntas para reflexionar

  1. ¿He buscado más explicaciones que transformación?
  2. ¿Mi actitud ha sido de gratitud o de lamento?
  3. ¿Qué necesito cambiar en mi manera de enfrentar el dolor para que se manifieste la gloria de Dios?

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