Capítulo 8: Recipiente de un milagro

Oración inicial
Espíritu Santo, abre mis ojos para discernir los ambientes que me rodean. Muéstrame los lugares y las personas que han drenado mi fe, robado mi paz o enfermado mi alma. Dame el valor de salir de donde tú no habitas y llévame a donde tu Espíritu tiene libertad para actuar. Amén.

Pasaje bíblico
«Y lo envió a su casa, diciendo: “Ni entres en la aldea”». (Marcos 8:26)

Reflexión
Después de sanar al ciego de Betsaida, Jesús hizo algo que parece sencillo, pero conlleva una gran advertencia espiritual: lo envió a su casa y le prohibió volver al pueblo.

Jesús sabía que aquella aldea había contribuido a su enfermedad. El ambiente de incredulidad, rechazo y religiosidad fría no solo había afectado su cuerpo, sino también su alma.

Esto sigue ocurriendo hoy. Existen ambientes que enferman, no de manera escandalosa, sino lenta y silenciosa, como veneno en pequeñas dosis. Personas, lugares, rutinas e incluso algunos hogares familiares pueden transmitir opresión espiritual, robar la fe, disminuir la esperanza e impedir la sanidad.

A veces pensamos que solo las fiestas, la inmoralidad o los ambientes abiertamente pecaminosos son peligrosos. Pero también lo son la incredulidad, la murmuración, la amargura y la religiosidad muerta.

¿Has notado cómo te sientes al entrar o salir de ciertos lugares? ¿Has percibido cómo cambia tu ánimo después de hablar con determinadas personas?

Jesús enseña aquí una verdad: la sanidad no se sostiene en el mismo lugar donde fue alimentada la enfermedad. El ciego no podía volver; necesitaba algo nuevo en un lugar nuevo.

Ora por discernimiento. Ora por tu casa. Ora antes de salir y al regresar. El ambiente que te rodea influye directamente en tu salud espiritual y, muchas veces, también en tu sanidad física.

Principio espiritual
Los lugares que frecuentas influyen en tus bendiciones.

Versículo final
«Salid, salid, salid de allí; no toquéis cosa inmunda. Salid de en medio de ella, purificaos vosotros, los que lleváis los utensilios del Señor». (Isaías 52:11)

Preguntas para reflexionar

  1. ¿Hay ambientes que me han alejado de la sanidad?
  2. ¿Necesito apartarme de algún lugar o persona para preservar mi fe?
  3. ¿Oro con frecuencia por la atmósfera espiritual de mi hogar?

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