Capítulo 5: Amor, paciencia y fe

Oración inicial
Señor, hoy te pido no solo por mí, sino también por aquellos a quienes amo. Pon sus nombres en mi corazón. Dame valor para orar, fe para creer y sensibilidad para llevar a otros hasta tu toque. Usa mi vida para acercar a las personas a tu sanidad. Y cuando yo sea débil, envía a alguien que me sostenga también. Amén.

Pasaje bíblico
«Llegaron a Betsaida y le trajeron a un ciego, rogándole que lo tocara». (Marcos 8:22)

Reflexión
Este ciego de Betsaida era distinto de Bartimeo. No escuchamos su voz, ni un clamor, ni un grito. No pidió la sanidad. De hecho, ni siquiera se movió por sí mismo, sino que otros lo llevaron hasta Jesús. Tal vez amigos, tal vez familiares. Personas que creyeron por él. Eso es intercesión.

La Biblia dice que le rogaban a Jesús que lo tocara. Insistieron, creyeron, lo llevaron. Y Jesús escuchó, no por la fe del ciego, sino por la fe de quienes lo rodeaban.

Muchas personas a nuestro alrededor no conocen al Dios que nosotros conocemos. No oran, no esperan, no piden; no por rebeldía, sino por ignorancia o desánimo. Y ahí es donde entramos nosotros. Como hijos de Dios, estamos llamados a sostener a los débiles, consolar a los abatidos y llevar a los heridos a Jesús.

Esto requiere amor, paciencia, fe y la disposición de ser instrumentos de sanidad en la vida de alguien, incluso si esa persona aún no tiene fuerzas para creer por sí misma.

Lo mismo sucede dentro de la iglesia. ¿Cuántos hermanos han dejado de orar? ¿Cuántos están heridos, pero en silencio? Dios puede usarte para levantarlos, animarlos e interceder por ellos. Tu oración puede ser el vínculo que reactive la esperanza y abra el camino de la sanidad.

Jesús quiere sanar. Pero, a veces, alguien necesita ser llevado hasta Él.

Principio espiritual
Nos sostenemos unos a otros cuando llevamos nuestros dolores a Jesús.

Versículo final
«Os rogamos también, hermanos, que amonestéis a los desordenados, consoléis a los de poco ánimo, sostengáis a los débiles y seáis pacientes con todos». (1 Tesalonicenses 5:14)

Preguntas para reflexionar

  1. ¿A quién conozco que necesita ser llevado a Jesús?
  2. ¿He sido un intercesor por aquellos que han perdido la fe?
  3. ¿He dejado de orar por alguien o por mí mismo?

 

Comments

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *