Capítulo 3: La Oración de Jesús en Getsemaní

La Oración

“Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.” Lucas 22:41-44

¿Por qué estaba orando Jesús?

Jesús estaba orando en el momento más crítico de su ministerio terrenal, enfrentando la inminente crucifixión y la separación del Padre por los pecados de la humanidad. Su oración surgía de la angustia profunda de su alma humana ante el sufrimiento físico, emocional y espiritual que estaba por experimentar.

Información de Contexto sobre Jesús en Getsemaní

Getsemaní significa “prensa de aceite”, un lugar donde las aceitunas eran aplastadas para extraer el aceite. Qué nombre tan apropiado para el lugar donde Jesús sería “aplastado” por el peso del pecado de la humanidad. Era un huerto al pie del Monte de los Olivos, un lugar familiar donde Jesús solía retirarse con sus discípulos.

La oración en Getsemaní ocurrió después de la última cena, cuando Jesús había instituido la comunión y lavado los pies de sus discípulos. Sabía que Judas ya había salido para traicionarlo y que en pocas horas sería arrestado, juzgado injustamente, azotado brutalmente y crucificado como un criminal común.

Lo que hacía esta situación particularmente angustiosa para Jesús no era solo el sufrimiento físico que enfrentaría, sino la realidad de que por primera vez en la eternidad, experimentaría separación del Padre. Como el Cordero sin mancha, Él llevaría sobre sí todos los pecados de la humanidad, y el Padre, quien no puede mirar el pecado, tendría que apartar su rostro de su Hijo amado.

Marcos 14:33 nos dice que “comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera”, y en el versículo 34 Jesús mismo les dice a sus discípulos: “Mi alma está muy triste, hasta la muerte.” Esta fue la hora más oscura en la experiencia humana de Cristo.

Elementos Clave de la Oración de Jesús

1. Jesús oró con honestidad absoluta sobre sus emociones. No hay nada superficial o religioso en esta oración. Jesús expresó genuinamente su deseo humano de evitar el sufrimiento: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa.” Esto nos enseña que es legítimo expresar a Dios nuestros temores y deseos, incluso cuando sabemos cuál es su voluntad.

La humanidad perfecta de Jesús se manifestó en su capacidad de sentir dolor emocional real. Su oración nos da permiso para ser completamente honestos con Dios sobre nuestras luchas, miedos y anhelos más profundos.

2. Jesús sometió su voluntad a la del Padre. La frase “pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” representa la esencia de toda oración poderosa. Jesús demostró que el poder verdadero en la oración no viene de imponer nuestra voluntad sobre Dios, sino de alinear nuestra voluntad con la suya.

Esta sumisión no fue pasiva o resignada, sino activa y decidida. Jesús luchó en oración hasta llegar al punto de total rendición. Como dice en Proverbios 19:21: “Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre; mas el consejo de Jehová permanecerá.”

3. Jesús oró con intensidad creciente bajo presión extrema. Lucas nos dice que “estando en agonía, oraba más intensamente.” La palabra griega para agonía describe la lucha intensa de un atleta o soldado. Mientras la presión aumentaba, la intensidad de su oración también aumentaba.

Cuando enfrentamos nuestras crisis más grandes, debemos seguir el ejemplo de Cristo e intensificar nuestras oraciones, no abandonarlas. La oración ferviente del justo puede mucho, como nos recuerda Santiago 5:16.

4. Jesús recibió fortalecimiento divino durante su oración. “Se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle.” Dios no removió la copa, pero sí proveyó la fuerza necesaria para beberla. A menudo, la respuesta de Dios a nuestras oraciones no es librarnos de las pruebas, sino darnos la gracia suficiente para atravesarlas victoriosamente.

Resultado de la Oración

Aunque la copa no fue removida, Jesús se levantó de esa oración con la fuerza y determinación necesarias para enfrentar la cruz. Su oración en Getsemaní lo preparó para soportar el juicio injusto, los azotes, la corona de espinas, y finalmente la crucifixión sin quebrantarse.

Más importantly, esta oración aseguró nuestra salvación eterna. Porque Jesús se sometió a la voluntad del Padre en Getsemaní, pudo declarar en la cruz “Consumado es” (Juan 19:30). Su obediencia en la oración resultó en la victoria más grande de la historia: la derrota del pecado, la muerte y el diablo.

La oración de Jesús en Getsemaní nos enseña que las oraciones más poderosas a menudo surgen de los momentos más oscuros de nuestras vidas. Cuando enfrentamos pruebas que parecen insoportables, podemos recordar que nuestro Salvador comprende perfectamente nuestra lucha, porque Él mismo pasó por la angustia suprema y salió victorioso a través de la oración rendida y obediente.

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