Capítulo 2: La Oración de Ezequías por la Curación

La Oración

“Entonces volvió Ezequías su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová, y dijo: Te ruego, oh Jehová, te ruego que hagas memoria de que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro.” 2 Reyes 20:2-3

¿Por qué estaba orando Ezequías?

Ezequías estaba orando por su vida porque había recibido una sentencia de muerte directa de Dios a través del profeta Isaías, quien le había dicho: “Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás” (2 Reyes 20:1). Esta oración surgió de la desesperación de un hombre que enfrentaba la muerte prematura.

Información de Contexto sobre Ezequías

Ezequías fue uno de los reyes más justos de Judá, quien reinó durante 29 años. La Biblia testifica de él diciendo: “Hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre” (2 Reyes 18:3). Durante su reinado, quitó los lugares altos, quebró las imágenes, destruyó los símbolos de Asera y despedazó la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta entonces los hijos de Israel le quemaban incienso.

Su enfermedad llegó en un momento crítico de la historia de Judá. El reino del norte, Israel, ya había caído en manos de los asirios, y Judá estaba constantemente amenazada por esta poderosa nación. Ezequías había sido un líder valiente que confió en el Señor y se rebeló contra el rey de Asiria, rehusando servirle. Su liderazgo había sido crucial para mantener viva la fe en Jehová durante tiempos de gran presión política y espiritual.

La enfermedad de Ezequías no era simplemente una dolencia física; representaba una crisis nacional. Si él moría sin heredero preparado, Judá quedaría vulnerable ante sus enemigos. Además, Ezequías había sido un instrumento clave en las reformas espirituales del pueblo, destruyendo la idolatría y restaurando la adoración verdadera.

Elementos Clave de la Oración de Ezequías

1. Ezequías oró con sinceridad y transparencia emocional. Cuando recibió la noticia de su muerte inminente, no trató de mantener una fachada de fortaleza. “Lloró con gran lloro” nos muestra que este rey poderoso no tuvo vergüenza de derramar lágrimas delante de Dios. Sus emociones fueron auténticas y honestas.

A veces creemos erróneamente que debemos orar con una actitud estoica o sin mostrar emociones. Ezequías nos enseña que Dios honra las oraciones que vienen del corazón quebrantado y el espíritu sincero. No hay nada malo en llorar delante de Dios cuando enfrentamos situaciones desesperantes.

2. Ezequías fundamentó su petición en su fidelidad pasada. Su oración no fue simplemente “sáname”, sino que le recordó a Dios su caminar íntegro: “he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos.” Esta no era arrogancia, sino una apelación legítima basada en su relación genuina con Dios.

Cuando oramos, podemos recordar a Dios nuestro historial de obediencia y fidelidad. Esto no es para manipular a Dios, sino para establecer el fundamento de nuestra relación con Él. Como dice en Hebreos 11:6: “Es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.”

3. Ezequías oró en privacidad e intimidad con Dios. “Volvió Ezequías su rostro a la pared” indica que buscó un momento de intimidad total con el Señor. A pesar de estar en su lecho de enfermedad, rodeado probablemente de siervos y médicos, él creó un espacio sagrado para encontrarse a solas con Dios.

La privacidad en la oración es fundamental. Jesús mismo enseñó: “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” (Mateo 6:6).

4. Su oración fue inmediatamente escuchada y respondida. Antes de que Isaías saliera del patio central del palacio, la palabra del Señor vino a él diciéndole que regresara y le dijera a Ezequías que Dios había oído su oración y visto sus lágrimas. Esta respuesta inmediata demuestra que las oraciones sinceras de los justos tienen acceso directo al trono de la gracia.

Resultado de la Oración

Dios no solo sanó a Ezequías, sino que le añadió quince años a su vida. Además, le prometió liberarlo de la mano del rey de Asiria y defender a Jerusalén. Como señal de confirmación, Dios hizo que la sombra del reloj de Acaz retrocediera diez grados, un milagro astronómico que validó la promesa divina.

Durante estos quince años adicionales, Ezequías pudo consolidar las reformas espirituales en Judá y ver nacer a su hijo Manasés, quien sería su sucesor. Aunque Manasés inicialmente siguió caminos malvados, eventualmente se arrepintió y sirvió al Señor, demostrando que los años extra de vida de Ezequías tuvieron propósito eterno.

La oración de Ezequías nos enseña que nunca es demasiado tarde para clamar a Dios, incluso cuando recibimos noticias devastadoras. Su ejemplo demuestra que la oración ferviente del justo puede cambiar hasta las sentencias más definitivas, porque nuestro Dios es el Dios de los imposibles y el que tiene la última palabra sobre nuestras vidas.

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