Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.
— Jeremías 29:11 (RVR1960)
Una de las características más dolorosas de la depresión es la pérdida de perspectiva.
La persona siente que no hay salida, que el futuro está cerrado y que nada tiene sentido.
El horizonte se vuelve oscuro, y la esperanza parece haberse esfumado.
Sin embargo, lo que perdemos no es la esperanza misma, sino la capacidad de verla.
Cuando el sufrimiento nubla la mente, olvidamos que la vida no se limita al momento presente.
Dios sigue escribiendo nuestra historia, incluso cuando las páginas parecen en blanco.
Él no ha terminado su obra; sus planes no se cancelan por nuestras lágrimas.
Su propósito permanece firme, aun en medio de la confusión.
El profeta Jeremías escribió las palabras anteriores mientras el pueblo de Israel estaba cautivo en Babilonia, en uno de sus peores momentos.
Aun así, Dios les aseguró: “Tengo pensamientos de paz y no de mal.”
Esa promesa no fue solo para ellos, sino también para nosotros hoy.
Nada escapa del plan amoroso del Padre, incluso cuando no entendemos lo que está haciendo.
Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.
Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.— Isaías 55:8-9 (RVR1960)
Cuando el futuro te parezca incierto, recuerda que Dios ya está allí.
Él no improvisa.
Mientras tú ves caos, Él ve propósito.
Mientras tú ves un final, Él está preparando un nuevo comienzo.
Tu historia no termina con la tristeza; termina con la fidelidad de Dios.
Dios quiere hablar contigo
Tal vez hoy no logres ver más allá del dolor, pero el Señor te invita a confiar.
Él no necesita que veas todo el panorama, solo que des un paso de fe y descanses en Su soberanía.
Su plan no se ha detenido.
Incluso ahora, Él está obrando silenciosamente para tu bien.
Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia.
Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.— Proverbios 3:5-6 (RVR1960)
Cuando no entiendas, confía.
Cuando no veas, espera.
Y cuando sientas que todo se derrumba, recuerda que tu Padre sigue sosteniendo el universo y tu vida en sus manos.
Puedes hablar con Dios
Señor, confieso que a veces pierdo la perspectiva.
Miro mis problemas y olvido tus promesas.
Me dejo dominar por el miedo y no logro ver tu propósito.
Pero hoy decido confiar en ti, aunque no entienda todo lo que está pasando.
Renueva mi mente, abre mis ojos a tu verdad y hazme recordar que tus planes son buenos.
Enséñame a esperar con paciencia, sabiendo que tú nunca llegas tarde.
Aunque no vea el final del camino, sé que estás guiando mis pasos.
En el nombre de Jesús, amén.
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