Capítulo 17. Una obra de arte en nosotros

Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

— Efesios 2:10 (RVR1960)

Dios no improvisa. Él no desperdicia lágrimas ni estaciones difíciles. Así como el artista ve la escultura dentro del mármol, nuestro Padre ve en nosotros lo que aún no alcanzamos a imaginar. La enfermedad no es el cincel definitivo; es una herramienta más en las manos del Artista que está formando el carácter de Cristo en nosotros.

Cuando el tratamiento nos quita fuerzas y el futuro parece borroso, Dios sigue trabajando en silencio: depurando motivaciones, ensanchando la fe, ablandando el corazón, multiplicando la compasión. Nada de eso es visible a simple vista, pero con el tiempo descubrimos que el dolor produjo frutos que no se logran en la comodidad.

Somos “hechura suya”: obra en proceso, no pieza abandonada. La firma del Artista está en nuestra vida, y su propósito es bueno.

Dios quiere hablar contigo

El Señor te recuerda que estás en sus manos. Él no ha terminado contigo; su taller sigue abierto y su amor sigue moldeando.

Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro Padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros.

— Isaías 64:8 (RVR1960)

¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano.

— Jeremías 18:6 (RVR1960)

Jehová cumplirá su propósito en mí; Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; No desampares la obra de tus manos.

— Salmo 138:8 (RVR1960)

El Dios que comenzó la buena obra la perfeccionará. Aun cuando los resultados médicos no sean los que esperamos, su obra en el corazón permanece y florece para vida eterna.

Puedes hablar con Dios

Padre, gracias porque mi vida está en tus manos de Artista y de Padre. Aunque no entiendo todos tus procesos, confío en que estás formando a Cristo en mí.

Moldea mi carácter, purifica mis motivaciones y haz de mi debilidad un lienzo para tu poder. Que cada paso de este camino sea para tu gloria y para bendición de otros.

Completa en mí tu propósito. No soy una obra terminada, pero soy tu obra. Descanso en tu fidelidad.

En el nombre de Jesús, amén.

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