Capítulo 1. Las causas de la depresión

Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu.

— Salmo 34:18 (RVR1960)

La depresión no es simple pereza ni “falta de fe”. Es un sufrimiento real que puede tener múltiples causas que se entrelazan: biológicas, psicológicas, relacionales, circunstanciales y espirituales. Reconocer esta complejidad evita la culpa innecesaria y nos orienta a buscar ayuda integral: médica, emocional, comunitaria y espiritual.

1) Factores biológicos

Hay cuadros depresivos relacionados con desequilibrios neuroquímicos, enfermedades físicas (tiroides, dolor crónico, déficit nutricional), efectos de fármacos o herencia familiar. Así como buscamos un médico para tratar el cuerpo, también es sabio consultar cuando el ánimo cae de manera persistente.

2) Factores psicológicos

Pérdidas no elaboradas, traumas, estilos de pensamiento rígidos o autocríticos, perfeccionismo, duelos acumulados y estrés prolongado agotan la mente y el corazón. La psicoterapia y el acompañamiento pastoral aportan lenguaje, herramientas y contención.

3) Factores relacionales

Soledad, conflictos familiares, violencia, falta de apoyo o sobrecarga de cuidados minan el ánimo. Dios nos creó para la comunidad; el aislamiento prolongado suele profundizar la tristeza.

4) Factores circunstanciales

Economía, desempleo, diagnósticos médicos, mudanzas, etapas de la vida (posparto, climaterio, jubilación) y temporadas de agotamiento pueden “empujar” hacia un valle anímico. A veces no es una sola gran causa, sino muchas pequeñas gotas que rebalsan el vaso.

5) Dimensión espiritual

No toda depresión es “espiritual”, pero en todo valle necesitamos el aliento de Dios. El profeta Elías, exhausto y asustado, pidió la muerte; y el Señor respondió con descanso, alimento y su voz suave.

Él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida… Y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come.

— 1 Reyes 19:4-5 (RVR1960)

Dios cuida el cuerpo y el alma. Nos invita a ordenar pensamientos, descansar, pedir ayuda y volver a escuchar su verdad.

La congoja en el corazón del hombre lo abate; mas la buena palabra lo alegra.

— Proverbios 12:25 (RVR1960)

Dios quiere hablar contigo

El Señor no te acusa por tu debilidad; se acerca a tu quebranto, te comprende y te guía paso a paso. Pídele sabiduría para discernir por dónde comenzar: consulta médica, consejería, conversación honesta con tu iglesia o familia, hábitos de descanso y oración perseverante.

Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.

— Salmo 139:23-24 (RVR1960)

Y el Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible…

— 1 Tesalonicenses 5:23 (RVR1960)

Puedes hablar con Dios

Padre, me acerco a ti desde mi cansancio. Tú conoces mis causas visibles e invisibles. Dame luz para pedir la ayuda adecuada, valor para hablar con honestidad y paciencia para avanzar un día a la vez.

Guía a los profesionales y a las personas que me acompañan. Que tu Palabra renueve mi mente, tu Espíritu fortalezca mi corazón y tu amor me sostenga en este valle.

En el nombre de Jesús, amén.

Comments

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *