Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús.
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.
Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos;
llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.— 2 Corintios 4:5,7-10 (RVR1960)
Todos en su familia tenían los ojos azules, excepto Amy Carmichael. Ella tenía los ojos castaños, y muchas veces le pidió a Dios que cambiara su color. Pero Él nunca respondió a esa oración. También sufría una enfermedad nerviosa que la debilitaba y la obligaba a permanecer en cama por semanas. Aun así, Dios parecía guardar silencio.
Parecía destinada a una vida limitada y sin propósito, hasta que un día comprendió una verdad: “Un NO también es una respuesta de Dios.”
Amy sabía que el Señor la había llamado a ser misionera en la India. Con el tiempo entendió que, gracias a sus ojos castaños, podía parecerse a las mujeres indias. Se vestía como ellas, oscurecía su piel con café y, disfrazada, podía entrar a lugares donde se vendían niñas para la prostitución o el trabajo forzado. Allí las rescataba y las llevaba a un lugar seguro.
Así nació la Misión Dohnavur Fellowship, un refugio que fue hogar, escuela y hospital para cientos de niños.
Aun cuando el dolor la obligó a permanecer postrada durante años, Amy continuó orando, aconsejando y escribiendo. Miles fueron tocados por su fe. Su vida fue una ofrenda constante.
Dios quiere hablar contigo
Pablo también había sido alguien importante. Su nombre original era Saulo, y fue instruido a los pies del sabio Gamaliel. Lleno de celo religioso, perseguía con fervor a los cristianos. Pero un día, en el camino a Damasco, fue derribado por la presencia de Jesús, y su vida cambió por completo.
Desde entonces aprendió lo que significaba andar con Dios cada día, y descubrió el privilegio de sufrir por Su nombre.
Lo que antes consideraba motivo de orgullo perdió valor, y su única meta pasó a ser reflejar a Cristo.
Sin embargo, también tuvo que aprender a depender de Dios en su debilidad.
Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera.
Respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí; y me ha dicho:
Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.
Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.— 2 Corintios 12:7-9 (RVR1960)
Dios nunca se equivoca. Tiene un plan perfecto para y a través de nuestras vidas, aunque a veces no responda como esperamos.
Él sabe por qué permite ciertas cosas y usa incluso nuestras limitaciones para su gloria.
Dios también quiere usar tu vida. No importa cuántos años tengas ni cuántas debilidades enfrentes.
Cuando te entregas completamente a Él, siempre hay algo valioso y eterno que puedes hacer. ¡Pruébalo!
Puedes hablar con Dios
Padre, a veces olvido que soy un vaso frágil, hecho por tus manos con propósito.
Tu intención nunca fue que viviera confiando en mí mismo, sino que aprendiera a depender totalmente de Ti.
Enséñame a confiar en Tu poder y a rendir mi voluntad a la Tuya.
Transforma mi corazón cada día, para que refleje la imagen de Tu Hijo Jesús.
Hazme un testimonio vivo de Tu amor y Tu luz, y úsame para atraer a otros hacia Ti.
En el nombre de Jesús, amén.
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