Oración inicial
Señor, si hay en mí algo que aún no puede contener tu unción, transfórmalo. Trabaja en mi interior, madura mi fe, prepara mi corazón. No solo quiero un milagro, quiero ser un vaso digno de recibirlo. Moldéame hasta que esté listo. En el nombre de Jesús, Amén.
Pasaje bíblico
«Miró y dijo: “Veo gente; parecen árboles que caminan”». (Marcos 8:24)
Reflexión
La sanidad del ciego de Betsaida es la única registrada en la Biblia que ocurrió en dos etapas. En la primera comenzó a ver, pero de manera borrosa, como si las personas fueran árboles que caminaban. Solo después de un segundo toque de Jesús, recobró la vista plenamente.
¿Qué estaba pasando?
Desde el inicio vemos que esta historia está marcada por la incredulidad, no solo del pueblo de Betsaida, sino posiblemente del propio ciego. Jesús lo sacó de aquel lugar porque había cosas que debían cambiar para que la sanidad se completara.
El poder de Jesús no había cambiado, pero el recipiente del milagro aún no estaba listo. Hay bendiciones que Dios no derrama en corazones no preparados, no como castigo, sino como misericordia.
Algunas personas no reciben sanidad, no por falta de amor o poder divino, sino porque todavía no son vasos capaces de retener la unción. Dios no deposita tesoros donde no hay espacio para guardarlos.
Pero observa la paciencia de Jesús: no se rinde, toca de nuevo, insiste, moldea, transforma y completa lo que comenzó.
La velocidad del milagro no depende de la fuerza de Dios, sino de la disposición de nuestro corazón delante de Él. El toque de Jesús es poderoso, pero la fe es el terreno donde florece la sanidad.
Hoy, en lugar de solo pedir, ora para estar listo. Dios no da bendiciones según el tamaño del deseo, sino según la capacidad de quien las recibirá.
Principio espiritual
Dios nos bendice según nuestra capacidad de recibir.
Versículo final
«A uno le dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada uno según su propia capacidad». (Mateo 25:15)
Preguntas para reflexionar
- ¿Me he preparado espiritualmente para lo que estoy pidiendo?
- ¿Estoy listo para recibir lo que Dios quiere darme?
- ¿Tengo fe para seguir confiando incluso cuando el milagro parece incompleto?
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