Capítulo 4: El Poder de la Paciencia

“Y el corazón de Faraón se endureció, y no dejó ir a los hijos de Israel, como Jehová lo había dicho por medio de Moisés.” Éxodo 9:35

¿Conoces la historia de Moisés? Fue llamado a liberar a los hebreos de la esclavitud de Egipto. Pero el Faraón, el rey de Egipto, persistió en su terquedad, sin dejar ir a la gente.

Pero Moisés no se rindió. Él perseveró y esperó la hora de vencer. La paciencia siempre gana.

La paciencia tiene que ver con cómo nos vemos a nosotros mismos y lo que esperamos de nosotros mismos. Pacientes, esperamos para llevar a cabo nuestros proyectos. Pacientes, somos constantes. Pacientes, somos firmes. Pacientes, somos persistentes.

La impaciencia, por el contrario, nos hace inseguros, cambiando de proyectos y de relaciones. Nos hace frágiles, susceptibles de tropezar. La impaciencia nos lleva a rendirnos ante el primer obstáculo, grande o pequeño.

Ser pacientes también tiene que ver con cómo vemos al otro y cómo lo juzgamos. Pacientes, esperamos la realización del otro a su ritmo. Pacientes, somos tolerantes para aceptar al otro en sus limitaciones. Pacientes, le damos al otro una nueva oportunidad. Pacientes, tardamos en eliminar a las personas de nuestra lista de amigos o colaboradores.

Impacientes, somos intolerantes con las ideas de los demás. Impacientes, estamos listos para juzgar antes de escuchar. Impacientes, somos despiadados con el otro, aunque siempre esperamos clemencia cuando nos equivocamos.

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe.” Gálatas 5:22

La paciencia es una virtud que requiere muchas otras, como la humildad, la bondad, el amor, la cortesía y el autocontrol. Incluso distantes, deben estar entre nuestros mejores objetivos.

Ser paciente es contar antes de explotar. Ser paciente es saber que mañana podremos estar del otro lado e imaginar cómo queremos ser tratados.

La paciencia es para los tranquilos. La paciencia es para los agitados. La paciencia es para los rápidos. La paciencia es para los lentos. La paciencia es para los valientes.

“Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.” Proverbios 16:32

La paciencia es una virtud que se mejora con la práctica de la oración. Es una práctica que el Espíritu Santo de Dios nos enseña.

Padre celestial, enséñame el poder de la paciencia. Como Moisés, ayúdame a perseverar ante la oposición sin rendirme. Dame paciencia conmigo mismo en mis procesos de crecimiento y paciencia con otros en sus limitaciones. Que tu Espíritu Santo cultive en mí esta virtud preciosa que refleja tu carácter. En El Nombre de Jesús, Amén.

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