“No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.” Isaías 43:18-19
El único beneficio genuino del pasado es la sabiduría que puede ofrecernos cuando permitimos que Dios nos enseñe a través de cada experiencia vivida. Nuestros errores del ayer pueden transformarse en lecciones valiosas que nos ayudan a ser más sabias y perspicaces, pero solo si los aplicamos bajo Su dirección divina. Sin embargo, cuando nos quedamos atascadas rumiando nuestros fracasos, o incluso aferrándonos desesperadamente a los éxitos del pasado, perdemos la paz que Dios anhela derramar sobre nuestro presente.
Si no logras perdonarte a ti misma por errores que ya quedaron atrás, aunque Cristo ya te haya perdonado completamente, te bloqueas de experimentar Su paz transformadora. De la misma manera, enfocar toda tu atención únicamente en las victorias pasadas, en lugar de vivir plenamente en el presente, te ciega ante las cosas nuevas y maravillosas que Dios está obrando en este mismo momento.
Decide estar presente en este día que tienes en tus manos. Abre tus ojos espirituales a la obra fresca que Cristo está realizando en ti y a través de ti hoy. Celebra con gratitud lo que Él ha hecho en tu pasado, pero no permitas que esos recuerdos eclipsen Su trabajo continuo y poderoso. Con Él a tu lado, cada nuevo amanecer trae oportunidades doradas para aprender, crecer y caminar en Su gracia renovadora.
Señor, te doy gracias por todas las lecciones que mi pasado me ha enseñado, pero ayúdame a no quedarme viviendo allí como prisionera de lo que ya fue. Enséñame a aceptar tu perdón completo y perfecto, y a soltar definitivamente la culpa, el remordimiento o el orgullo que me impiden disfrutar de tu paz en este momento. Abre mis ojos espirituales para ver claramente las cosas nuevas y hermosas que estás haciendo en mi vida ahora mismo, y dame un corazón que confíe plenamente en tu obra continua y transformadora. Que pueda vivir cada momento presente envuelta en tu gracia inagotable. En el nombre precioso de Jesús, Amén.
Leave a Reply